Caminos de Santiago
Con el título: Caminos de Santiago, la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago pone cartográficamente en manos del peregrino y del investigador todo el conjunto de los «Caminos de Santiago» que hoy en día han sido recuperador por las distintas asociaciones jacobeas españolas, o se trabaja en ellos a tal fin, conjunto que conforma una extensa red peninsular de 32 itinerarios, los cuales superan los 11.000 kilómetros de extensión.
Este hecho se entiede desde dos fenómenos complementarios: uno, el renacimiento jacobeo actual acaecido en España desde finales d ela década de 1980 uq ha traído un aumento espectacular en la cantidad de peregrinos a Santiago, casi equiparable a los mejores tiempos medievales del siglo XII; y dos, el connatural ánimo de recuperar viejos caminos jacobeos para iniciar la peregrinación desde la misma puerta de casa, como hacía el peregrino medieval. Fenómenos ambos extendidos también por Europa.
Nuestros Caminos de Santiago.
El famoso Codex Calixtinus, obra completa de cinco libros realizada entre 1130 y 1150 en el scriptorium de la Catedral de Santiago para compilar todo cuanto entonces se conocía sobre la peregrinación ad limina beati sancti iacobi, cuenta y describe en sucesivos pasajes las riadas de peregrinos que acudían a Compostela: «… A este lugar vienen los pueblos bárbaros y los que habitan en todos los climas del orbe, a saber: francos, normandos, escoceses, irlandeses, los galos, los teutones, los iberos, los gascones, los bávaros …» (Codex Calixtinus, Libro I, cap. 1).
Cómo puede comprenderse los caminos jacobeos hunden sus raíces profundamente en la historia, pero no porque fueran construidos ex novo por o para los peregrinos (como el trazado creado por Santo Domingo de la Calzada, p.e.), sino porque siglo a siglo los peregrinos reutilizaban los caminos existentes para llegar y volver de Compostela. Por tal razón calificamos a todas las rutas jacobeas como «Caminos de Santiago» (plural), pero sólo denominamos «Camino de Santiago» (singular) a la ruta de Somport y Roncesvalles hacia Santiago que describe el Codex Calixtinus en su Libro V.
Agrupamos los Caminos de Santiago recuperados en función de los diversos troncos radiales que convergen en Santiago, donde el primero de todos es el Camino de Santiago seguido de sus afluentes y encabezado por el Camino Primitivo como ruta primigenia jacobea. Es decir, con centro en Compostela se realiza un círculo (a la inversa de las agujas del reloj) sobre el cual confluyen los seis troncos radiales que preclasificamos con un número «1», dado que el Camino de Santiago fue Declarado en 1987 por el Consejo de Europa «Primer Itinerario Cultural Europeo». El modelo clasificatorio que proponemos es el siguiente:
1.1 Camino de Santiago
1.2 Camino del Norte
1.3 Camino Inglés
1.4 Prolongación a Fisnisterre y Muxía
1.5 Camino Portugués
1.6 Vía de la Plata
Los Caminos de Santiago se cartografiaron sobre el Mapa Físico de España a escala 1:2.000.000 elaborado por el Instituto Geográfico Nacional para su Atlas Nacional de España (2000), institución que nos ha cedido altruistamente su uso para este trabajo y cesión que nuestra Federación agradece públicamente. Sobre el mapa se marcan las poblaciones más significativas de cada Camino a una distancia aproximada de 25 kilómetros, así como otras localidades importantes ‘fuera del camino’ para que sirvan de referencia geográfica. Como el Camino es lo que es gracias a la hospitalidad, hemos puesto especial cuidado en enunciar las poblaciones con albergue de peregrinos o lugar de acogida.
La mayoría de la información publicada nos ha sido facilitada por las asocicaciones e instituciones de referencia. Agracecemos a todos quienes han colaborado en este trabajo tan generosa como hermosa labor jacobea.
El Camino de Santiago.
Si bien los Caminos de Santiago fueron múltiples, con el tiempo se van concretando en determinadas rutas, aquéllas que favorecidas por reyes y órdenes monásticas, estaban jalonadas de monasterios y hospitales que auxiliaban y protegían al peregrino.
Ya en el siglo XII el Codex Calixtinus describe las cuatro vías principales en Francia, la Vía Turonense, que salía de París, la Vía Lemovicense, que partía de Vezelay, y la Vía Podense que se iniciaba en Le Puy se unían poco antes de entrar en España por Roncesvalles. Por último estaba la Vía Tolosana que cruzaba el Pirineo por Somport, continuaba por Jaca y se juntaba en Puente la Reina con la que bajaba de Roncesvalles. El Camino que seguían desde aquí a Santiago se conoce como Camino Francés. Es la gran ruta de 750 Km que enlaza Europa con el norte de España: Aragón, Navarra, Rioja, Castilla y Galicia, y llega hasta el «fin de la Tierra» de los hombres medievales. Es el camino que surge pocos años después de la aparición del cuerpo del Apóstol y se convierte desde el siglo X en el eje que articula la consolidación del imperio de Alfonso VI y Alfonso VII, que permite la normalización del culto traído por los cluniacenses frente a la iglesia española mozárabe. Es la gran ruta comercial en la que se fundan y crecen las ciudades: Jaca, Pamplona, Logroño, Burgos, Carrión de los Condes, León, Astorga, etc. Y sobre todo, es el gran camino espiritual, popularizado por el Codex Calixtinus de Aymeric Picaud, que atrajo a millones de peregrinos durante la Edad Media, aunque desde el renacimiento vivió un lento declive, hasta casi borrarse en el recuerdo de los siglos.
La recuperación en los últimos años de esta ruta comenzó con los trabajos específicos: Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, de Vázquez de Parga, Lacarra y Uría; y con Las peregrinaciones jacobeas, de Luciano Huidobro, ambas escritas en los años cuarenta del siglo pasado. Estos trabajos jacobeos permitieron recuperar el legado de los Caminos de Santiago.
En España antes del siglo XI las rutas jacobeas no están bien fijadas, no estando claros los caminos que seguían los peregrinos. Será en este siglo cuando los reyes establecen hospitales, construyen puentes y calzadas, y por ello se fijan las rutas que seguirán los peregrinos. Alfonso VI en Castilla y León y Sancho Ramírez en Navarra y Aragón, serán los que mayores esfuerzos harán en favor de los peregrinos. Alfonso VI suprime portazgos. Bajo su reinado, en La Rioja, Santo Domingo trazará la calzada que enlaza Nájera con Redecilla trasladándola más al sur de su primitivo trazado.
En 1139 se fecha la primera guía del peregrino incluida en el Libro V del Codex Calixtinus, siendo su autor Aymeric Picaud. En ella se describen las rutas que siguen los peregrinos en Francia y España. Divide el trayecto en etapas y realiza una descipción de las tierras y gentes por donde pasa.
Además del Camino Francés, existen otras rutas de peregrinación. A principios del XIII al incorporarse a la Corona de Castilla, Alava y Guipúzcoa, se fundan ciudades y mejoran las comunicaciones. Por ello algunos peregrinos que provenían de París y Burdeos, siguen por la costa hasta Bayona, penetran por Irún, Tolosa , Vitoria y desde allí enlazan con la ruta tradicional en Santo Domingo de la Calzada o en Burgos. A partir del siglo XVI serán Roncesvalles e Irún las puertas principales por las que entran los peregrinos procedentes de Europa.
La ruta de la costa por tierra es más tardía, y en realidad nunca llegó a ser un camino único.
La peregrinación a Oviedo para adorar las reliquias de la Cámara Santa, enlaza con la peregrinación a Santiago. Unos peregrinos iban a Oviedo desde León, otros lo hacían a la vuelta de Santiago. Por último algunos iban por la costa desde Irún, éste era el más penoso por la escasez de hospitales.
Los Caminos Portugueses son muy variados, pues al igual que en España, los peregrinos brotaban de todas las comarcas para dirigirse a Compostela. Básicamente por tierra se pueden resaltar tres El Camino Portugués del Interior, también llamado Central, utilizado por Santa Isabel de Portugal en su peregrinación; el Camino Portugués del Norte y el Camino Portugués de la Costa, también llamado Monacal. Evidentemente también accedían por mar.
Otro camino iba de Zamora a León, siguiendo la ruta romana llamada «Vía de la Plata». En la provincia de Zamora había una cofradía llamada de los Falifos que se dedicaba a dar albergue y socorro a los peregrinos, y a construir calzadas y puentes. Esta Hermandad se documenta desde el papado de Clemente VI (1342-1352).
La Vía de la Plata es la ruta que siguen los peregrinos de las tierras occidentales del sur y centro de la península. Así, desde Sevilla, marchaba sobre la calzada romana hacia Mérida, Cáceres, Salamanca y Zamora. Desde aquí, bien podía continuar hacia Astorga, donde se unía al Camino de Roncesvalles; dirigirse a la frontera con Portugal para marchar hacia Braganza, capital de la montañosa región de Tras-os-Montes (denominación esta última que algunos dan a éste Camino), en vez de dirigirse a Chaves, antiguo lugar de confluencia de peregrinos portugueses y marchar a Verín y Orense, donde se une a Vía de la Plata en su variante Sanabresa; o también tomar desde Zamora hacia Puebla de Sanabria y Orense, para ya dirigirse a Santiago. A la Vía de la Plata también se dirigían los peregrinos andaluces orientales, vía Granada y Córdoba que se unían a los anteriores en Mérida.
Los Caminos de Levante (Valencia, Alicante), atravesaban el centro penínsular y se unían a la Vía de la Plata en Salamanca o Zamora, después de recorrer Albacete, Toledo y Avila. Aunque también podían tomar rutas más septentrionales (Cuenca – Madrid) y marchar al encuentro del Camino de Roncesvalles.
El Camí de Sant Jaume, que partiendo del Monasterio de Montserrat recorre Cataluña en dirección a Zaragoza. Antiguamente los peregrinos catalanes podían desviarse en Lérida hacia Huesca y unirse al Camino Aragonés a la altura de Puente la Reina de Jaca. Esta variante actual no llega a Lérida y un poco antes, en Tárrega, se desvía y toma hacia Huesca. Más adelante, pasado Loarre, vuelve a desviarse y en vez de marchar a Puente la Reina de Jaca lo hace hacia San Juan de la Peña y Santa Cilia de Jaca, donde ya se une al Camino Aragonés.
La Ruta de la Lana es el Camino que seguían ganaderos, esquiladores y peregrinos desde tierras manchegas y desde Cuenca subían hasta Burgos.
El Camino de Madrid sale de la capital de España y atraviesa la Sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría (1.790 mts.), para dirigirse sobre la calzada romana hacia Segovia y Valladolid y terminar uniéndose en Sahagún al Camino de Santiago.
El Camino de Guadalajara. La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Guadalajara en la actualidad está estudiando un trazado que permita a los peregrinos Alcarreños marchar a Compostela. Transcurría a través de El Casar, El Vellón, Guadalix de la Sierra, Soto del Real y Manzanares del Real, donde se unía al Camino de Madrid. Otra posibilidad sería tomar rumbo norte y unirse a la Ruta de la Lana.
Los Caminos del Ebro recogen a los peregrinos del Levante y Cataluña y siguiendo el valle del río Ebro los lleva hasta Zaragoza y Logroño, donde se unen al Camino de Santiago.
Finalmente la ruta del mar, era seguida sobre todo por ingleses que desembarcaban en La Coruña, Muros, Noya, Los Caminos del Ebro recogen a los peregrinos del Levante y Cataluña y siguiendo el valle del río Ebro los lleva hasta Zaragoza y Logroño, donde se unen al Camino de Santiago.
Descripción de los Caminos.
En el año 1971 la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Estella, pionera en España, publica la obra de Eusebio Goicoechea: Rutas Jacobeas. En ese mismo año el cura de El Cebreiro, Elías Valiña, se encomienda así mismo la tarea de fijar el trazado histórico y publica la guía: Caminos a Compostela. Unos pocos años antes, en 1965, la iglesia de Santa María del Cebreiro, sus dependencias aledañas y el conjunto urbano de sus pallozas eran restauradas a instancias de Elías Valiña, y ya en la década de los 80, con un destartalado coche y unos botes de pintura amarilla ( la que se utilizaba en la señalización de las carreteras) comenzó Elías a recorrer esta milenaria ruta llenando de flechas las encrucijadas camineras, ayudado por amigos en cada una de las provincias recorridas.
El resto es la historia que podéis consultar en cada uno de ellos y que ós indicamos a continuación:
Camino Francés – Vía Aragonesa
Terminado el breve repaso de estos caminos cabe asombrarse del trabajo realizado en apenas diez años: más de cinco mil kilómetros de vías históricas han sido documentadas, recuperadas, señalizadas, se mantienen periódicamente y se han creado, en colaboración con ayuntamientos parroquias y, a veces, comunidades autónomas lugares de acogida que van desde humildes cuartos con un par de jergones para descansar hasta espléndidos albergues con todo tipo de comodidades.
La actividad de señalizar un camino empieza por la voluntad de alguna Asociación, cuyos miembros tras volver del Camino Francés se hace la pregunta: ¿Y por que no andar desde casa, como hicieron nuestros antepasados?.
A partir de ahí: búsqueda de antecedentes históricos, repaso de planos, pateo de veredas, vías, cañadas, vericuetos, senderos. Charlas con pastores, párrocos, alcaldes, y todo tipo de gentes de pueblos, también con investigadores y catedráticos. Posteriormente, ya seguro el itinerario, cargados de pintura amarilla, señalización del camino y su posterior repaso anual, porque nuevas carreteras y urbanizaciones, la actividad agraria y la simple lluvia o nueva vegetación hace desaparecer las señales. Finalmente, la edición de una guía donde se recogen con detalle los aspectos reseñados en las páginas anteriores. En algún caso las guías, o libros de viaje, han sido anteriores a la señalización como ha sucedido en Córdoba y Cuenca.
Pero la historia es la misma. Todo este ingente trabajo está siendo realizado por la gente voluntaria de las asociaciones, sin apenas apoyos oficiales o incluso luchando con la incomprensión de las instituciones, que en sus ratos libres se calzan unas botas, cogen el bote de pintura y se ponen a marcar estos caminos. Quede el recuerdo y homenaje a todos los amigos de los Caminos de Santiago que están sembrando la Península de flechas amarillas y han llenado de vitalidad jacobea estas viejas rutas de peregrinación.