Una asociación intenta desviar el Camino Portugués para prevenir atropellos
El trazado del Camino Portugués obliga cada día a un promedio de 150 personas a cruzar una vía del tren en el municipio pontevedrés de Mos. Este punto, que se encuentra a poco más de un kilómetro del viaducto de Angustias, bajo el que se produjo el trágico siniestro ferroviario que se saldó con cuatro fallecidos y medio centenar de heridos el pasado 9 de septiembre, es lugar de paso de peregrinos en la parroquia de Sanguiñeda.
«Es una vía de tren que hay que cruzar sobre las vigas y piedras sueltas que ni siquiera tiene un paso a nivel como hay en O Porriño», explica Javier Marbán. Él es el representante en la zona de la Asociación Galega de Camiños de Santiago (Agacs), entidad que vela por la seguridad de la ruta y de sus peregrinos. La entidad fue además la promotora de la variante que hace tres años aprobó el Xacobeo en O Porriño, a la altura de la parroquia de Orbenlle, para evitar el paso del Camino por el parque empresarial de As Gándaras. Se acabó así una leyenda negra que recogían hasta las guías alemanas por ser un tramo de tres kilómetros sobre el asfalto, entre industrias y sin cobijo, especialmente duro en la época estival. Ahora ultiman el dosier para intentar consensuar una alternativa a los que consideran que son, a día de hoy, los dos principales puntos negros de la ruta que prefieren ya uno de cada cinco peregrinos que hacen el Camino de Santiago.
«Es un proceso largo, tedioso y complejo», recuerda la asociación. Considera que hay un riesgo de seguridad ciudadana más que evidente para que las Administraciones tomen medidas mientras se tramita el proceso. «Los peregrinos se juegan la vida a diario y dos veces seguidas en Mos. Primero al cruzar la nacional 550 en una curva sin visibilidad alguna y después cruzando sobre la vía del tren», advierte. Su alternativa, con independencia de las valoraciones históricas y culturales que determinan cualquier posible modificación en la ruta más antigua del Viejo Continente, solo desvía el trazado 50 metros.
La especial peligrosidad de la N-550 (Pontevedra-Santiago) llega a la altura del kilómetro 153, en la zona de Amieirolongo, cuando hay que cruzar la carretera para dirigirse hacia el pazo de Mos. En ese punto, en el que hay una roca, la ruta sigue de frente, en dirección a la curva sobre la que advierte Agacs, con un límite de velocidad de 80 kilómetros por hora y una alta densidad de tráfico, también de vehículos pesados. Pero, si se cruzara la carretera dos kilómetros antes, indican, se haría sobre una recta en la que los vehículos no pueden superar los 50 kilómetros por hora y en la que hasta podría pintarse un paso de peatones que facilitaría la movilidad de los peregrinos reduciendo considerablemente el peligro. Su variante es por el Camiño Quiringosta, que pasa además por debajo de la vía de tren, salvando a la vez ese temido paso férreo, para rematar de nuevo en el camino de As Lagoas, como el trazado reconocido oficialmente.
El riesgo se incrementa cada año porque, además del tráfico que soporta la vía, también se multiplica el número de peregrinos. No en vano, Tui es desde este año el segundo lugar de salida preferido por los peregrinos de todos los caminos a Compostela. Un 7,5 % del total inician su camino desde este municipio y, a 31 de agosto, ya habían empleado esta ruta y por lo tanto ya habían pasado por estos dos puntos negros 37.439 personas.
La asociación advierte también de zonas de riesgo en el tramo de la N-550 más próximo a O Porriño, donde reclaman pasos de peatones para salvar rotondas.
Imagen: Paloma Ferro
Fuente: La Voz de Galicia.