Las Termas de Lugo, casi únicas en el Imperio Romano por su conservación

Presentan un libro donde se recogen estudios y datos inéditos sobre el balneario

l24n6008-termas-de-lugoLugo fue conocido durante años por sus aguas termales, tanto desde el punto de vista medicinal como del patrimonio. La promoción y conservación en los últimos años de la Muralla, el Camiño Primitivo y el puente romano dejó de lado la importancia histórica que tuvieron las termas romanas. Para volver a poner en primer término su valor se presenta hoy el libro 2.000 anos do Balneario de Lugo: un modelo de activación do patrimonio termal. Se trata de un volumen de más de 700 páginas en el que el arquitecto Mario Crecente y la arqueóloga Silvia González Soutelo recogen artículos y estudios de treinta autores de diferentes ámbitos disciplinares: médicos, hidrólogos, historiadores, arquitectos, arqueólogos e hidrogeólogos.

«Un monumento declarado BIC en 1931 merecía que se reuniese en un volumen toda la información, mucha de ella inédita, que se ha ido elaborando sobre este edificio tan singular», señala la arqueóloga y editora Silvia González. Tanto ella como Crecente -quien se encargó en su momento de diseñar las obras de ampliación del balneario- accedieron a imágenes de instituciones como el Archivo Nacional, el Museo de Arte de Sevilla o el Archivo de León y juntaron los estudios para poner en contexto el edificio y sus termas. «Las aguas medicinales siempre han manado, fue un recurso que tuvo la ciudad, y sobre ellas se fueron construyendo edificios que permitieron que siguiesen funcionando», explica la arqueóloga.

Precisamente en este punto es donde radica la importancia de las termas romanas de Lugo y que el libro pone en primer plano: «Son singulares dentro del Imperio, porque han permanecido dentro del edificio, sus salas abovedadas se ha integrado y conservado bastante bien y además se han usado siempre durante sus dos siglos de historia», señala Silvia González. Este hecho, explica esta especialista, solo se puede comparar al caso del balneario de Alange, en Mérida, donde también se conservan dos bóvedas y la piscina.

Otro aspecto que destaca el volumen es el origen del edificio romano. Los autores proponen una hipótesis -basada en los trabajos arqueológicos y en comparación con otros balnearios romanos franceses-, en la que se demostraría que para nada las termas fueron una realidad reducida al ámbito rural, «sino que se diseñó un conjunto más grande y espectacular de lo que pensamos». Además, señalan que la vía romana y luego el Camino de Santiago pasaron cerca del balneario para que fuese aprovechado.

«Hay que buscar una fórmula para conectar las termas con la ciudad»

Silvia González es especialista en arqueología de balnearios romanos y editora del libro.

-¿Qué aporta el libro?

-Recoger mucho material inédito y resumir por fin los numerosos estudios y trabajos arqueológicos que se hicieron. Además, ofrecemos una hipótesis de como fue el balneario en su origen.

-También ofrecen sugerencias.

-Sí porque creo que junto a la Muralla y el Camino deberían formar un trío histórico y patrimonial de referencia para la ciudad. Creemos que las termas tendrían que tener más protagonismo en el conjunto monumental, integrarlo de alguna manera en la ciudad. ¡Es que solo está a 800 metros del centro! Hay que buscar una manera de conectar el balneario con la ciudad porque la carretera en su momento marcó la distancia.

-En el libro hacen una propuesta de cómo fue el edificio original.

-Usamos los restos arqueológicos que conocemos, pero sería bueno poder verificarlos en el futuro con más excavaciones. Hace unos años se descubrió una piscina de diez metros por quince. Solo se excavó una área de dos por tres metros y se encontró un conjunto de 14 aras votivas. Imagínese lo que podemos encontrar si se continúa con la excavación.

-¿Cuáles son los balnearios romanos a imitar?

-En Chaves están desde el 2008 con una excavación y una musealización que será un ejemplo para Lugo. Luego, están bien excavadas las termas de Civitavecchia (Roma), Bath (Inglaterra), Bandenweiler (Alemania), Fortuna (Murcia), Caldas de Malavella (Girona) y Alange (Mérida).

Imagen: Cedida a la Voz de Galicia.

Fuente: La Voz de Galicia.