El mayor número de visitantes hasta ahora se logró en el 2010, Año Santo, y alemanes y estadounidenses ocupan tras los españoles el podio de nacionalidades
El Camino de Santiago puso ayer su contador a cero con una sonrisa. La que deja un récord histórico de llegada de peregrinos, que fija su techo en las 278.041 personas que acreditaron haber realizado al menos cien kilómetros de rutas jacobeas en el 2016.
Más allá del hito cuantitativo, los motivos para la satisfacción son múltiples, por cuanto se consigue por primera vez que un año no santo quede como referente de afluencia en pleno ecuador de la larga travesía que suponía una década (2010-2021) sin que el domingo coincida con el 25 de julio, día del Apóstol. Y hay motivos para el optimismo en el 2017, porque el crecimiento sostenido se sustanció en un 6 % con respecto al ejercicio anterior.
Otra lectura positiva es la de la procedencia de los caminantes, que da cuenta de la consolidación internacional del Camino y de su impacto universal. Más de la mitad, un 55 %, procedían de países extranjeros, y la Oficina do Peregrino de Santiago se certificó la presencia de 146 nacionalidades distintas.
El pasaporte español sigue mandando, como es lógico, pero sorprende que los países vecinos -Francia y Portugal, cuartos y quintos- hayan cedido el podio a Alemania y Estados Unidos. Los siguen, por proximidad, Irlanda y el Reino Unido, e irrumpen a partir del octavo puesto países más lejanos, como Corea, Australia, Brasil, Canadá, México y Japón.
El Camino Francés sigue siendo el más transitado, ya que lo recorrieron 176.180 peregrinos, un 63 % del total, y a continuación se sitúa el Camino Portugués (19 %).
Imagen: Xoán A. Soler.
Fuente: La Voz de Galicia.