La actual Credencial del Peregrino, que se entrega exclusivamente a los que hacen todo o parte del Camino de Santiago a pie, en bicicleta o a caballo, tiene sus orígenes en las cartas de presentación que desde los albores de la historia Jacobea concedían los Reyes, Infantes, clérigo, Papas y otras autoridades como documento de recomendación o salvoconducto a los que peregrinaban a Compostela. La historia relata multitud de documentos en los que se concedía por mediación de dicha carta todo tipo de privilegios y gracias para que el portador y sus acompañantes obtuviesen protección y también la exención del pago de tributos (montazgos, portazgos, peajes, etc.) cuyo montante podía llegar a ocasionar graves problemas a los que peregrinaban a Compostela.
En los tiempos modernos esa carta de presentación, ha sido sustituida por la credencial del peregrino que es un documento personal en el que se indica el lugar de inicio de la peregrinación. Esta credencial tiene por una parte el interés del recuerdo de la peregrinación, es pues un documento arrancado al caminar de cada día que aunque pobre en lo material se considera valiosa pues aviva el recuerdo de quien hizo un alto de su vida en el camino para ir recogiendo los “sellos” o cuños que se van incorporando en los lugares por donde pasa.
Hacer el Camino de Santiago es un compromiso personal y corresponde en exclusiva al propio peregrino proporcionarse los medios (alimentación, cobijo, etc.) para llevar a cabo esta empresa. La hospitalidad de los pueblos ha velado siempre por facilitar esta peregrinación erigiendo refugios, albergues y hospitales. Acate las normas de cada refugio y atienda las indicaciones de los hospitaleros. Mantenga limpios los albergues en los que pernocte y cuide sus instalaciones. Respete el descanso de los demás. El peregrino no puede exigir nada por su condición de tal, pero la credencial es un documento por el que se permite el acceso a los albergues y refugios en muchas de las ocasiones totalmente gratuitos o mediante el pago de una pequeña cantidad que ayuda al mantenimiento de los mismos. Dicha credencial podrá serle retirada por uso indebido de la misma.
Con la credencial, para aquellos que han hecho al menos 100 kilómetros a pié y 200 en bicicleta, la Catedral de Santiago, concede la llamada COMPOSTELA un documento por el que reconoce que el peregrino ha llegado a la meta y que lo ha hecho por “pietis causa”.
En los últimos años, debido a las motivaciones del peregrino moderno, se ha puesto en marcha un certificado alternativo en el que se especifican diferentes motivos de peregrinación, (arte, cultura, aventura, deporte… etc.).
Una vez finalizada la peregrinación en las condiciones arriba expuestas, la manera de obtener la Compostela es solicitarla mediante la presentación de la Credencial, en la «Oficina de Acogida al Peregrino» de la Catedral de Santiago de Compostela, sita en la Rúa Carretas nº 33.