La desaparición de un peregrino revive temores en el Cabo Fisterra

cs12c1f1Localizaron su mochila el sábado en el sitio donde murió un policía madrileño

Por el momento no hay más que una mochila que quedó abandonada en el Cabo Fisterra, pero el sitio en el que fue localizada, que su dueño no haya aparecido día y medio después (al cierre de esta Edición), y todos los antecedentes que tiene la zona han revivido entre las fuerzas de seguridad, responsables municipales y vecinos los peores fantasmas de otros hallazgos similares que tuvieron un desenlace trágico.

Las pertenencias de Jim Ha Cho, un peregrino coreano de 41 años, las recuperaron unos turistas en los acantilados del Cabo, justo en la zona donde perdió la vida en octubre del año pasado el policía nacional de Fuenlabrada (Madrid) Adrián Ruiz Munuera. Según informó el empresario Jesús Picallo, se las entregaron a su hijo Jacinto, que está al frente del bar O Refuxio en el propio Cabo después de alertar al 112 y a la Policía Local, para que después pasase a recogerlas la Guardia Civil.

Dentro de la mochila había una cámara de fotos, que hizo los últimos disparos entre el jueves y el viernes, un teléfono móvil y documentación, además de otros enseres personales. Incluso encontraron en ella una llave que podría ser de un hotel o un albergue, aunque no se conoce cuál, porque carece de identificación.

Los agentes encargados del caso, según confirmaron ayer algunos hosteleros de la zona, están contactando vía telefónica con los negocios de la zona para ver si el caminante de Corea del Sur pudiese estar registrado en alguno de ellos y dar así con su paradero.

A última hora de la tarde de ayer, lo que había trascendido sobre el peregrino, quien al parecer dirige un estudio de arquitectura en su país, es que llevaba unos 45 días recorriendo España y tomando fotografías y apuntes de distintos edificios.

Por el momento, según informaron el concejal de Seguridade de Fisterra, Xan Carlos Sar, y el responsable de Protección Civil, Pablo Casais, no se ha activado un dispositivo de búsqueda como tal y las fuerzas de seguridad tampoco han solicitado su colaboración.

Es la Guardia Civil la que está realizando sus pesquisas sobre el hallazgo de la mochila y la desaparición de la que esta ayer tarde se cumplirán las 48 horas, con todas las hipótesis abiertas: desde que fuese un simple olvido y el propietario pueda estar alojado en algún sitio de Fisterra o su entorno, hasta la más negra de las posibilidades, que se hubiese caído al mar en esta zona que tiene una orografía muy complicada.

De hecho, ese entorno, a la izquierda de la cruz mirando hacia el mar, más abajo de los puntos donde se producen mayoritariamente las quemas simbólicas de ropa y calzado, concentra el grueso de los incidentes ocurridos en Fisterra que, al margen de las desapariciones, incluyen también un importante número de rescates. La razón, prácticamente siempre, está vinculada con las imprudencias y con el desconocimiento del terreno, porque los envites del mar de fondo hacen que la altura de las olas sea mucho mayor de la esperada y que alcancen puntos que, en principio, podrían parecer seguros.

El propio Xan Carlos Sar, como ya hizo anteriormente el alcalde, José Marcote, y distintos responsables de seguridad, advierte de los excesos de confianza de muchos visitantes en una zona peligrosa. Por este y por otros motivos el Concello ha colocado cartelería de advertencia y tiene, desde este verano, vigilantes que se ocupan de ordenar el tráfico, pero que ya han tenido que actuar en algún incidente, como la extinción de conatos de incendio por la quema de prendas.

Imagen: Jorge Parri

Fuente: La Voz de Galicia